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domingo, 14 de noviembre de 2010

De como un día feo acaba en un día precioso

Como todos los domingos habíamos quedado a las 9 de la mañana para hacer nuestra ruta por la Candamia.  Faltaban dos minutos y apareció el Señor G, puntual como siempre, 30672 ya estaba esperando.... Buenos días, buenos días y primeros estiramientos.....
- El día está feo...
- Y tiene pinta de ponerse peor...
- Va a llover y hace aire...
- ¿No está empezando ya?...
- Mejor nos guardamos allí debajo mientras estiramos...

Seguimos estirando a cubierto y por fin apareció CB, detuvo el coche a nuestro lado y nos dijo: "No he traído chubasquero, creo que me voy para casa".  La lluvia se intensificó, pero era lluvia de abucheos por parte del Señor G y 30672, pero CB sin hacer caso de los truenos se fue para casa y nos dejó plantados.

Así que sin más, el Señor G y 30672 se largaron.....

Viento incómodo, lluvia fina y teniendo miedo del barro, nos fuimos por Puente Castro hacia arriba, subida del Portillo, cruzando la carretera por el puente azul y empezando a disfrutar de la mañana, seguimos adelante, por la carretera de las Lomas hasta llegar al pueblo. Para entonces ya no llovía y el aire se había calmado, ni un alma en el pueblo, solamente dos motoristas llenos de barro pasando tranquilamente para no despertar al vecindario.

Pasamos el pueblo y el Señor G sugiere entrar a la Candamia, allá vamos, entrada por un camino que nos lleva a la Virgen, suelo mojado y lleno de agujas de los pinos, poco barro. Al respirar sentimos el otoño de pleno. P30672 tenía ganar de cuestas así que nos vamos por el camino de "las piedras" acelerando en la subida, nos cruzamos con dos mujeres y un hombre, corriendo y charlando a todo trapo, buenos días, buenos días y seguimos. Antes de coronar la subida nos encontramos un gorro de color azul y rojo con la inscripción "desde Santurce a Bilbao" (ja, ja, ja, ja, la anécdota del día).

Empezamos a bajar con una vista de León divina, colores amarillos y rojos, y el sol que empieza a salir, bajando entre pinos oigo a lo lejos al Señor G que me grita: "Mira a derecha y a izquierda y disfruta". Auténticamente maravilloso.

Estamos llegando al puente de madera, cruzamos y enfilamos el fin de la etapa, saludamos a varios corredores y llegamos a Carrefour, pasadita por el césped para limpiar las zapatillas y para casa; una hora y veintitrés minutos que empezaron lluviosos y acabaron preciosos...

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